Nutrición

¿Las vitaminas aportan más energía?

Las vitaminas son micronutrientes esenciales que participan en numerosos procesos metabólicos. Es necesario asegurar su consumo, dado que su déficit puede favorecer la aparición de enfermedades. Por si fuera poco, están directamente asociados con la producción de energía.

Recordamos que hay dos tipos de vitaminas: las solubles en agua y las solubles en grasa. Los primeros se disuelven en agua, los segundos en grasa. Esto hace posible que se acumulen en nuestro organismo únicamente las vitaminas que se pueden almacenar en el tejido graso. Los solubles en agua, en cambio, se eliminan a través de la orina.

En este artículo trataremos el caso de las vitaminas hidrosolubles del grupo B. Estas últimas intervienen en multitud de procesos asociados al metabolismo energético, tal y como confirman diversos estudios científicos.

¿Cómo conseguir más energía?

Los principales nutrientes para la energía son los carbohidratos y las grasas. Uno u otro nutriente tendrá más espacio en función de nuestro metabolismo: aeróbico o anaeróbico.

Sin embargo, para que se activen las reacciones energéticas, la presencia de sustancias catalizadoras es esencial. Estas son, específicamente, las vitaminas B. Muchas de las reacciones energéticas tienen lugar en las mitocondrias; la respiración celular depende, entre otras cosas, de estos orgánulos.

La literatura científica sugiere que la vitamina B2 actúa como cofactor fundamental para el aporte energético que obtiene la célula. Pero eso no significa que con los suplementos vitamínicos o un mayor consumo de ellos, nuestros niveles de vitalidad aumenten en consecuencia.

A menos que exista un déficit subyacente, no existe ningún estudio que pueda demostrar que un aumento de estas sustancias en nuestro organismo pueda resultar en una mayor producción de energía.

Incrementa los niveles de energía con vitaminas.

Si queremos aumentar los niveles de energía, lo mejor es llevar una dieta sana y equilibrada. Además de esto, se requiere actividad física regular. Si lo hace, mejorará la eficacia de las reacciones energéticas, se producirán adaptaciones musculares y se restablecerán los niveles hormonales.

Algunos déficits nutricionales pueden estar asociados con la fatiga. Un ejemplo típico es la patología conocida como anemia, que consiste en una reducción de la capacidad de transporte de oxígeno debido a una deficiencia de vitamina B 12 o hierro.

Esto último, a su vez, se debe a las estrictas dietas sin carne y a la costumbre de los deportistas de recorrer largas distancias. Por estos motivos, excluir un grupo de alimentos de nuestra dieta puede resultar contraproducente cuando queremos mejorar nuestra salud.

Suplementos que han demostrado su eficacia.

Existen varias ayudas ergogénicas capaces de incrementar nuestra energía y nuestro rendimiento. Este es el caso de la cafeína, capaz de mejorar la actividad del sistema cognitivo y limitar la aparición de fatiga, según consta en la literatura científica.

Esta sustancia, considerada tóxica si se toma en grandes cantidades, aumenta la sensación de energía disponible. Sin embargo, su consumo se reduce a un espectro posológico limitado y hay casos en los que no se recomienda.

Por otro lado, es seguro a medio y largo plazo, ya que está asociado a la prevención de enfermedades neurodegenerativas. Algunos artículos científicos avalan esta afirmación, por lo que se recomienda el consumo de dosis moderadas de esta sustancia.

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Vitaminas y energía: ¿qué hay que tener claro?

Aunque las vitaminas B están asociadas con el metabolismo energético, no hay evidencia de que el consumo de vitaminas resulte en un aumento de los niveles de energía y vitalidad.

Para ello, lo más sabio es llevar una dieta variada y equilibrada. Evitar las restricciones de ciertos grupos de alimentos ayudará a evitar sufrir deficiencias nutricionales. Además, esto permitirá un óptimo funcionamiento del metabolismo celular y energético que mantendrá el organismo en buen estado.

Existen algunas ayudas ergogénicas para mejorar, aunque sea temporalmente, los niveles de energía. La cafeína parece ser una excelente opción para este propósito. También ayuda a reducir las posibilidades de sufrir una enfermedad neurodegenativa a largo plazo.

Sin embargo, si tienes dudas sobre la calidad de tu dieta, lo mejor es consultar con un nutricionista. Esta figura profesional ayuda a definir un plan de alimentación que combate la fatiga física y mental.

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