Nutrición

Inflamación celular y obesidad

¿Sabías que las personas obesas tienen un estado inflamatorio clasificado de bajo grado? Aún no sabemos si este estado ocurre antes o después del aumento de peso, sin embargo la asociación entre inflamación celular y obesidad es evidente. A continuación te explicamos en qué consiste y cómo solucionarlo.

El estado inflamatorio típico de las personas obesas vuelve a poner de relieve que nuestra conducta alimentaria, y esto incluye pensamientos, decisiones y acciones asociadas a la nutrición, va más allá de la voluntad o la falta de voluntad. Nuestra relación con la comida es mucho más compleja que eso.

¿Qué es la inflamación celular?

Hablamos de inflamación celular silenciosa o de bajo grado para indicar la inflamación imperceptible de un órgano o tejido. Es causada por la activación de mecanismos inflamatorios en respuesta a una amenaza.

Si bien es un mecanismo de defensa importante, su activación estimula la secreción de enzimas que atacarán el tejido sano para eliminar el problema. Ante la cronización, debido a la exposición continuada a agentes nocivos, se acaba dañando el órgano o tejido en cuestión.

Inflamación celular y obesidad

Actualmente, la obesidad se puede definir como un estado inflamatorio crónico de bajo grado, causado por:

  • Cambios en la microbiota intestinal
  • Estrés oxidativo
  • Liberación excesiva de factores proinflamatorios.
  • Sobreactivación de macrófagos periféricos

Parece que la relación entre la inflamación celular y la obesidad comienza en el tejido adiposo: los adipocitos hipertróficos de una persona obesa secretan citocinas proinflamatorias y estas, a su vez, atraen macrófagos proinflamatorios. Todas estas sustancias acaban dispersándose por el organismo.

A esto se suma el hecho de que la mayoría de los hábitos responsables de la obesidad (estrés, comida chatarra, insomnio, sedentarismo) son proinflamatorios en sí mismos. Junto a las sustancias proinflamatorias asociadas al tejido adiposo de las personas obesas, acaban provocando un estado inflamatorio generalizado que afecta a la mayor parte del organismo.

Al hacerlo, la inflamación se agrava debido a la presencia de desencadenantes. Es decir que la obesidad involucra dos factores responsables del estado inflamatorio: el tejido adiposo y los hábitos nocivos de base.

Inflamación celular y resistencia hormonal.

El resultado final es la aparición de resistencia a la insulina, hormona encargada de almacenar grasa, de resistencia a la leptina, hormona responsable de la sensación de saciedad. Esto se traduce en un aumento del apetito, un aumento de la grasa corporal y, en consecuencia, un aumento de la inflamación celular.

Es fácil entender que la inflamación celular y la obesidad, por exceso de grasa corporal, se retroalimentan: cuanto mayor es la obesidad, mayor es el estado inflamatorio y viceversa.

¿Cómo solucionar la inflamación celular?

El tratamiento de la inflamación celular es esencial para un abordaje eficaz de la obesidad. A continuación, explicamos qué hacer para afrontar este estado inflamatorio.

Omega 3 (EPA)

Actualmente, las investigaciones muestran que el ácido eicosapentaenoico (EPA) tiene un gran poder antiinflamatorio y cuando se administra en dosis adecuadas se vuelve eficaz contra la inflamación celular.

Podríamos pensar que la administración de estos últimos es indispensable. Sin embargo, si bien es cierto que el EPA se encuentra en ciertos alimentos, nuestras dietas no pueden ofrecerlo en cantidades suficientes. La principal fuente natural es el pescado azul, que suele consumirse cocido y el calor oxida los omega 3.

El efecto térmico antes mencionado podría evitarse recurriendo a alimentos vegetales ricos en omega 3 que se pueden consumir sin someterse a ningún tratamiento térmico. Finalmente, aunque se conoce el contenido de omega 3 (ALA) de las nueces, este no es utilizable por el cuerpo.

El papel del ácido butírico en la inflamación celular.

También se ha demostrado que el consumo de ácido butírico es eficaz contra la inflamación celular. En el momento de la compra debemos asegurarnos de que el producto tenga un recubrimiento entérico ya que solo así el ácido butírico llegará al intestino sin degradarse.

En este caso, sin embargo, y a diferencia de lo que ocurre con los omega 3, la suplementación no es necesaria. Para obtener ácido butírico de forma natural, simplemente disfrute de una microbiota saludable y consuma suficiente fibra soluble.

Evite las conductas proinflamatorias

Entre las conductas que favorecen el estado inflamatorio encontramos:

  • Insomnio.
  • Estilo de vida sedentario.
  • Estrés.
  • Consumo de grasas nocivas: cordero, parte grasa de cerdo y ternera, vísceras, snacks industriales.
  • Consumo de azúcares: azúcar blanco, alimentos procesados.
  • Ingestión de alimentos con alto índice glucémico: arroz blanco, pasta con harina de trigo, harinas, pan blanco.
  • Alta exposición a la contaminación ambiental.
  • Consumo de sustancias tóxicas: alcohol, tabaco.
  • Consumo excesivo de productos químicos: perfumes, desodorantes.

Antioxidantes contra la inflamación celular.

Incrementar el consumo de antioxidantes es fundamental si queremos combatir la inflamación celular. Esto es posible a través de la ingestión de alimentos como frutas, verduras, frutos secos y aceite de oliva virgen extra. O mediante suplementos a base de vitamina E, selenio o astaxantina, por ejemplo.

A menudo tendemos a pensar que la obesidad tiene que ver con la fuerza de voluntad. Este querer o no querer, sin embargo, tiene un origen al que es necesario rastrear para modificar el comportamiento obesogénico. Y la inflamación celular es parte de este proceso.

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