Intolerancia a la fructosa: consejos nutricionales
Quienes padecen intolerancia a la fructosa a menudo no saben qué dieta seguir. El primer paso, en este caso, es identificar la sustancia que provoca la intolerancia, conocer los alimentos que la contienen y comprender la naturaleza de la enfermedad.
Existen varias dietas para personas con intolerancia a la fructosa. Una vez aclarados los puntos anteriores y recopilada la información necesaria, la alimentación dejará de ser un problema.
¿Qué es la fructosa?
La fructosa es un azúcar simple que se encuentra naturalmente en la fruta. Normalmente, se consume en forma de sacarosa. Esta sustancia no es ni más ni menos que el azúcar común que todos conocemos. Cuando tomamos sacarosa, se degrada en el intestino, liberando glucosa y fructosa.
Otra fuente de fructosa es el sorbitol, un edulcorante que, una vez metabolizado por el cuerpo, se convierte en fructosa.
En condiciones normales, la fructosa debe ser absorbida por las células intestinales y metabolizada por el organismo para aprovechar al máximo sus propiedades. Los problemas de intolerancia a la fructosa surgen cuando existen dificultades tanto en la absorción como en la metabolización de esta sustancia.
Para establecer la dieta adecuada para cada caso individual, es fundamental distinguir entre intolerancia hereditaria y malabsorción de fructosa.
Intolerancia hereditaria a la fructosa
La causa de esta enfermedad es un error genético que afecta el proceso de metabolización de la fructosa. Está presente en 1 de cada 20.000 individuos. Este error provoca la deficiencia de una enzima (fructosa-1-fosfato-aldolasa o aldolasa B) que interviene en las reacciones bioquímicas del organismo.
La ausencia de esta enzima, responsable del metabolismo de esta sustancia, genera un producto intermedio de la descomposición de la fructosa, que es tóxica para el organismo.
Malabsorción de fructosa
Esta patología afecta a más del 30% de la población. En este caso, las células intestinales de los sujetos no pueden absorber total o parcialmente la fructosa. Debido a esto, se producen síntomas gastrointestinales.
Dependiendo de la patología sufrida y la gravedad de los efectos, la respuesta será diferente y, por tanto, también la dieta.
Dieta para casos de intolerancia hereditaria a la fructosa
Los afectados por este tipo de intolerancias deben seguir una dieta estricta, libre de fructosa, con un consumo no superior a 1 o 2 gramos de este azúcar.
Con este fin, es importante que el paciente lea las etiquetas de los alimentos para asegurarse de que no contengan fructosa. Desafortunadamente, existen muy pocos alimentos envasados??adecuados para este tipo de enfermedad.
Para tener una idea de los alimentos que pueden o no consumir las personas con intolerancia hereditaria a la fructosa, hemos recopilado una pequeña lista. Entre los alimentos permitidos tenemos:
- Edulcorantes: jarabe de glucosa, sacarina, ciclamato.
- Frutas, ocasionalmente: aguacate, aceitunas maduras.
- Verduras: acelgas, brócoli, espinacas, patatas, champiñones, escarola. Y un consumo limitado de: apio, berros, repollo, pepinos, lechuga, coliflor.
- Carnes y pescados: siempre que estén frescos.
- Cereales y derivados: harina de trigo, avena, maíz, centeno, pan blanco, arroz.
En cuanto a los alimentos prohibidos, solo podemos decir que no se pueden consumir carnes procesadas ni pescados que contengan fructosa, sacarosa y sorbitol. No se permiten bebidas de soja, leche condensada, yogur de frutas ni tomates.
Dieta para casos de malabsorción de fructosa
En estos casos, la dieta a seguir implica una restricción de fructosa. Esta variará según el sujeto y el nivel de malabsorción, total o parcial, y el grado de intolerancia.
Si la intolerancia es total, la dieta será muy similar a la de los sujetos con intolerancia hereditaria a la fructosa, es decir, se debe evitar ingerir cualquier alimento que contenga fructosa o sacarosa.
Por otro lado, los individuos con intolerancia parcial, que es el caso más frecuente, pueden consumir alimentos bajos en azúcar. Pero también se permite el consumo de una cantidad moderada de alimentos con alto contenido en fructosa.
Alimentos con altas cantidades de fructosa:
- Albaricoques secos, caquis y cerezas.
- Ciruelas y cirimoia.
- Manzanas, peras y uvas.
Alimentos con bajas cantidades de fructosa:
- Papaya, aguacate y coco.
- Avellanas y castañas.
- Alcachofas, berenjenas y setas.
- Leche, queso y huevos.
- Carnes y pescados frescos.
Independientemente de la información que te acabamos de dar, si padeces alguna de las enfermedades antes mencionadas, es absolutamente necesario que contactes con un especialista para una consulta y que establezca el tratamiento dietético que mejor se adapte a tus necesidades.