Engaños de alimentación generalizados
La avalancha de información a la que tenemos acceso hoy, gracias a Internet y las redes sociales, hace que los engaños alimentarios sean un hecho común. Los problemas de nutrición representan más de la mitad (54%) de las noticias falsas identificadas por los médicos que participaron en el Health Hoax Study, una encuesta realizada entre un gran número de profesionales de la salud en España.
Los engaños alimentarios son noticias demasiado positivas o alarmistas. En otras palabras, los beneficios atribuidos a un solo alimento superan a los que podría ofrecer un plan de alimentación saludable. ¡En las siguientes líneas negaremos 5 engaños sobre nutrición que absolutamente debes conocer!
Búfalos de comida
Un artículo publicado en Nutrition Today sugiere que se deben invertir recursos educativos para ayudar a los consumidores a reconocer información científica engañosa sobre nutrición.
Se propone que todos adquieran una mayor conciencia y eviten creer afirmaciones sobre «curas nutricionales», «alimentos milagrosos», «relaciones alarmantes» y similares. Veamos algunos de los engaños nutricionales que han experimentado su momento de gloria.
1. ¿Las tostadas quemadas provocan cáncer?
La acrilamida se forma en el pan quemado, un compuesto clasificado por la Asociación Internacional de Registros de Cáncer como posiblemente cancerígeno para los seres humanos.
Para que aparezca esta sustancia, el alimento debe tener azúcares reductores y aminoácidos (básicamente asparagina) y someterse a una temperatura de cocción superior a 120 °.
Sin embargo, no es un elemento presente solo en el pan. Su formación, de hecho, también se debe al tratamiento térmico de patatas, croquetas, repostería, café, cereales para el desayuno, etc. En 2015, la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria expresó su preocupación por los niveles de exposición a la acrilamida en la dieta.
Aunque representa un riesgo para la salud solo cuando se consume en grandes cantidades, se recomienda reducir la ingesta de acrilamida. Los alimentos descritos no deben cocinarse por encima de los 170 ° C, por lo que solo deben asarse, sin que adquieran un color marrón oscuro.
2. Engaños de la dieta: los productos lácteos enteros engordan
Hasta hace unos años se recomendaba elegir variedades de lácteos desnatados por si seguías una dieta adelgazante. El objetivo era reducir la cantidad de grasas y calorías, sin tener en cuenta otros aspectos.
La evidencia científica actual, sin embargo, parece refutar esto, como podemos leer en este artículo publicado en The American Journal of Clinical Nutrition.
Además, las Guías Europeas para el Manejo de la Obesidad en Adultos indican reemplazar los productos lácteos bajos en grasa con productos lácteos enteros como una estrategia para manejar mejor la obesidad.
3. ¿Purifica el agua de limón?
Entre los engaños alimentarios, esto es completamente falso. El limón no depura nuestro organismo, que tiene tres órganos encargados de esta operación: el hígado, los riñones y los pulmones.
El limón es rico en ácido cítrico, un antioxidante que actúa como alcalinizante del pH. Es por esta razón que puede haber surgido esta falsa creencia. ¡No hay comida que purifique!
4. Engaños dietéticos: ¿la fruta que se come después de las comidas engorda?
Cada fruta tiene un aporte calórico diferente, que permanece igual independientemente de cuándo se consuma; por lo tanto, antes, durante o después de las comidas. No existe evidencia científica que lleve a creer que el aporte calórico de una fruta pueda variar según la hora del día en que se ingiera.
Por otro lado, se ha demostrado una relación entre un alto consumo de frutas y verduras y la mayor facilidad de pérdida de peso y mantenimiento de la conseguida, como se muestra en este artículo. Uno de los posibles mecanismos por los que las frutas y verduras pueden contribuir a la pérdida de peso es su efecto saciante.
5. ¿Comer cinco veces al día acelera su metabolismo?
Esta idea surge del hecho de que, cuando comemos, consumimos energía para digerir y descomponer los alimentos en sus diversos componentes. Esto es lo que se denomina «efecto termogénico de los alimentos».
Sin embargo, las calorías utilizadas en la digestión son más o menos proporcionales al volumen de alimento ingerido y al tipo de macronutrientes. Es decir, si ingerimos 2.000 kcal en un día, no importa distribuirlo en 3 o 5 comidas, porque el efecto termogénico es siempre el mismo.
En The Journal of Nutrition ha publicado un estudio en el que los autores concluyen que no hay evidencia sólida que lleve a afirmar que el aumento de la frecuencia de las comidas pueda tener un efecto positivo en la pérdida de peso.
Comentario final
Al igual que los presentados en este artículo, se han difundido numerosos engaños nutricionales. Por este motivo, te recomendamos que aclares cualquier duda que puedas tener con la ayuda de un profesional de la nutrición. Así evitarás ser víctima de falsas creencias que podrían incluso poner en peligro tu salud.