Cómo controlar el hambre emocional
Seguramente ya ha experimentado una necesidad urgente de tragar comida de repente. En estos casos, generalmente sabes lo que quieres comer y te parece que es realmente urgente poner algo debajo de los dientes. Luego, sin embargo, existe la frustración si la comida no te satisface, o incluso el sentimiento de culpa por haber comido sin tener mucha hambre. Este fenómeno se llama hambre emocional.
Normalmente, el hambre empieza a percibirse lenta y progresivamente: es hambre real o física. En estos casos, puedes calmarla temporalmente, por ejemplo con alimentos saludables, como frutas y verduras. Después de comer, se sentirá lleno y podrá continuar con sus actividades diarias.
¿Qué factores provocan el hambre emocional?
Como sugiere el nombre, el hambre emocional depende de nuestras emociones, especialmente las negativas. Una discusión con el cónyuge, discusiones con los hijos, preocupaciones, estrés, ansiedad o, en el caso específico de las mujeres, los días previos al ciclo menstrual y el embarazo en sí son solo algunos de los desencadenantes del hambre nerviosa.
Sin embargo, el hambre emocional también puede ocurrir en momentos de alegría y felicidad, por ejemplo durante los cumpleaños, almuerzos y cenas familiares, banquetes de bodas, etc. Debemos, por tanto, aprender a gestionar mejor las situaciones en las que nos encontramos, para no dejarnos dominar por las emociones, sean positivas o negativas.
Ahora que conoces los factores que pueden provocar una crisis de hambre emocional, te proponemos una serie de técnicas para no arruinar tu forma física.
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¿Cómo controlar el hambre emocional?
Existen varias técnicas para no ceder al hambre emocional. Si realmente no puede evitar comer algo, opte por la comida más saludable que tenga disponible.
En lugar de lanzarte a papas fritas, chocolate, hamburguesas (y otros «trastos»), debes concentrarte en frutas, verduras, jugos, etc. También hay un pequeño truco que te ayudará a darte cuenta de que, en realidad, no tienes hambre: solo tendrás que beber lentamente un vaso de agua.
Otra técnica es salir a tomar un poco de aire fresco y tal vez dar un paseo para despejar la cabeza y calmar la ansiedad y el estrés que te aqueja, gracias al contacto con la naturaleza.
Si se encuentra en una situación difícil, llame a un amigo o familiar, aunque solo sea para desahogarse un poco al hablar sobre su problema, y??verá que se sentirá aliviado de inmediato. De esta forma evitarás atracones sin ningún motivo.
Otras opciones pueden ser leer, escuchar música o meditar. Tómate unos minutos para respirar despacio en paz; sin embargo, trate de hacer algo que disfrute y relájese.
Depende de ti, en función de tu personalidad y tus gustos, elegir cómo superar estas crisis de hambre emocional. Recuerda que de vez en cuando te sentirás más fuerte y más seguro ante las recaídas, que aprenderás a reconocer y afrontar, gracias a las herramientas de las que dispones. De esta manera se mantendrá saludable y en forma.
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Una pregunta importante
¿Cuántas veces al día come porque tiene mucha hambre? ¿Y cuántas veces, en cambio, comes dejándote dominar por las emociones? Al responder estas preguntas con sinceridad, puede comenzar a mejorar su relación con la comida.
Todos pasamos por momentos en nuestras vidas en los que nos sentimos insatisfechos, tristes o desanimados. Algunas personas, en estos casos, intentan llenar sus vacíos a través de la comida, lo que se convierte en una especie de compensación.
Sin embargo, debe tener mucho cuidado, ya que el hambre emocional no solo implica un aumento de peso, sino que también puede provocar otros problemas de salud.
Por último, le recomendamos que consulte a un psicólogo en caso de que no pueda controlar los ataques de hambre emocional de alguna manera. Un profesional puede ayudarte a gestionar y canalizar tus emociones correctamente, para que tu vida sea más sana, equilibrada y feliz.