Comer mal por 3 errores
A menudo sucede que cometemos errores en nuestra dieta que nos llevan a comer mal. La mayoría de las veces ocurre por desconocimiento o por la influencia que ejerce el marketing, que nos presenta como un producto saludable que, en realidad, no lo es tanto.
Hay que prestar mucha atención a las etiquetas para evitar comprar productos de menor calidad de la esperada. En las siguientes líneas le mostraremos los errores que se cometen con mayor frecuencia en la elección de alimentos.
Errores que conducen a una mala alimentación
La elección de alimentos es crucial para nuestra salud y peso corporal. Sin embargo, debido a los muchos conceptos erróneos que ahora se han extendido entre la población, a menudo se cometen errores que conducen a una mala alimentación. ¿Cuáles son los más frecuentes?
1. Bebidas vegetales en lugar de leche
Las bebidas vegetales se proponen como una alternativa saludable para reemplazar la leche de vaca, especialmente para personas que padecen intolerancias. Pero no todo lo que reluce es oro. La mayoría de estas bebidas contienen altas cantidades de azúcar, mientras que el supuesto ingrediente principal es escaso.
Esta ingestión de azúcares, muy superior a los presentes en la misma cantidad de leche de vaca, es excesiva para el páncreas. El resultado es un aumento en el azúcar en sangre y, posteriormente, un aumento en la demanda de insulina, lo que fomenta la resistencia y el desarrollo de diabetes tipo 2 a una edad temprana.
A menos que sea alérgico, el consumo de leche de vaca debe ser preferible al de bebidas vegetales. Existen variedades de leche enriquecidas o sin lactosa específicas para personas intolerantes.
En caso de optar por una bebida vegetal, es bueno prestar mucha atención a la etiqueta y preferir la que no contenga azúcares añadidos. Sin embargo, las versiones sin azúcar de estas bebidas pierden algunas propiedades organolépticas.
2. Consumo de azúcar con otro nombre
En la sociedad actual, el azúcar se ha convertido en el enemigo número uno de nuestra salud. El mercado nos ofrece la oportunidad de adquirir sustancias que ofrecen la misma capacidad edulcorante, pero con un nombre diferente. Esta situación nos incita a pensar que estamos comprando una sustancia distinta al azúcar y, por tanto, más saludable. En realidad, este no es el caso.
Alimentos como la miel, el jarabe de arce y la panela son sustancias compuestas principalmente por azúcar. Su efecto sobre la curva glucémica es muy similar, por lo que su consumo provoca un estrés considerable en el páncreas.
La única solución edulcorante que conocemos en la actualidad y cuyo uso no altera la curva glucémica está representada por los edulcorantes artificiales. Sin embargo, no se conocen con certeza sus efectos sobre la salud renal a largo plazo o sobre la salud hepática a largo y medio plazo. Por tanto, es aconsejable hacer un uso moderado de la misma.
3. Comer mal al consumir productos horneados y pasteles sin azúcar agregada
Estos alimentos tienen las características organolépticas de sus homólogos azucarados, pero tienen un impacto menos negativo en el organismo.
La verdad es que el azúcar no es el único enemigo de estos productos. Por lo general, estos son alimentos que están sujetos a altas temperaturas y tienen un alto contenido de grasas trans.
Esto último, junto con la formación de acrilamida durante la cocción, los convierte en alimentos potencialmente peligrosos para la salud. Tampoco es raro que contengan colorantes y conservantes que, a veces, pueden ser peligrosos o dañinos.
Debido a estas consideraciones, es mejor consumir alimentos frescos o caseros, en lugar de productos industriales.
En definitiva, ¿qué nos hace comer mal?
Los mayores errores alimentarios que nos llevan a comer mal están generalmente representados por la creencia de que algunos productos procesados??son menos dañinos para la salud.
Para mantener una buena salud, el consumo de alimentos frescos debe tener prioridad sobre los alimentos procesados. También es bueno para reducir el consumo de azúcares y sus derivados.
Por otro lado, es necesario evitar los alimentos fritos en aceites vegetales a altas temperaturas para limitar la ingestión de acrilamida. Esta sustancia es tóxica y tiene un potencial cancerígeno a largo plazo.
Por último, se recomienda encarecidamente precaución en el consumo de edulcorantes artificiales. Ignoramos los efectos secundarios a largo plazo que estas sustancias tienen sobre la salud del hígado y los riñones.