Vitamina A: todo lo que necesitas saber
La vitamina A es una vitamina soluble en grasa que se encuentra naturalmente en algunos alimentos. Se encuentra en forma de retinol en productos animales y provitamina A en fuentes vegetales. Como todas las vitaminas, es fundamental tomarlo en pequeñas cantidades todos los días. Veamos para qué sirve.
Funciones y beneficios de la vitamina A
La vitamina A es necesaria para el desempeño de numerosas funciones fisiológicas y, por tanto, actúa sobre diferentes sistemas de nuestro organismo.
Sistema inmune
Se la conoce como vitamina que combate las infecciones, ya que juega un papel clave en el buen funcionamiento del sistema inmunológico. Previene infecciones, especialmente respiratorias: protege contra el dolor de garganta, faringitis, sinusitis, bronquitis, etc.
Reproducción y crecimiento
La vitamina A juega un papel importante en el desarrollo del embrión. Esta es una de las funciones conocidas más antiguas. Una deficiencia de vitamina A durante el embarazo puede provocar un desarrollo anormal del tracto urinario, el diafragma o los riñones del feto.Los estudios científicos han demostrado que es necesario para la vida reproductiva masculina y femenina.
Ojos y vista
Es la vitamina de la visión por excelencia. Los niveles adecuados de vitamina A nos permiten transformar la luz en señales eléctricas que pueden ser interpretadas por el cerebro. Mejora la visión y previene la ceguera nocturna (dificultad para ver bien en condiciones de poca luz).
Gracias a su acción antioxidante, ayuda a prevenir trastornos de la visión como presbicia, degeneración macular, cataratas, glaucoma, hipermetropía, miopía o desprendimiento de retina.
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Función antioxidante
Al ser un poderoso antioxidante, es capaz de prevenir la aparición de enfermedades degenerativas como el Alzheimer, enfermedades coronarias y pulmonares crónicas. También ofrece una buena protección contra el cáncer.
Piel y mucosas
Protege la salud de la piel y las mucosas, especialmente en los sistemas digestivo y respiratorio. Ayuda a reparar tejidos: favorece la cicatrización de lesiones en el sistema digestivo como úlceras o divertículos.
Desde hace algún tiempo, muchos productos cosméticos incluyen vitamina A en el INCI. De hecho, se conocen sus efectos positivos sobre las pieles afectadas por el acné, las arrugas y el envejecimiento cutáneo.
¿Dónde encontramos la vitamina A?
Hemos visto cuánto necesita nuestro cuerpo de esta vitamina para mantenerse saludable. Sin embargo, no tenemos la capacidad de sintetizarlo y por lo tanto es necesario tomarlo con alimentos. La encontramos en dos formas diferentes: la vitamina A preformada y provitamina A.
Vitamina A preformada
Está presente en alimentos de origen animal. Es altamente absorbible, se almacena fácilmente y el cuerpo lo hidroliza para formar retinol. Se encuentra en:
- Hígado de bovino.
- Aceite de hígado de bacalao.
- Huevos (yema)
- Mantequilla y leche entera.
- Algunos pescados como la sardina, el arenque, la caballa, el atún y el salmón.
Provitamina A o precursor de vitamina A
Algunos carotenoides presentes en las plantas actúan como precursores de la vitamina A. Es el caso de los betacarotenos que se transforman en retinol tras una acción enzimática que se produce en el intestino.
Los carotenoides se encuentran principalmente en vegetales amarillos o anaranjados. También están presentes en los vegetales de color verde oscuro (en los que los pigmentos naranjas o amarillos de los carotenoides quedan ocultos por el verde oscuro de la clorofila). Las principales fuentes de carotenos son:
- Pimientos rojos, boniato, calabaza y zanahorias
- Melón cantalupo y mango, en menor cantidad en melocotones.
- Espinaca, brócoli, col rizada y acelga.
Para favorecer la absorción, debemos condimentar las verduras con aceite de oliva.
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Déficit y efectos sobre la salud
Una deficiencia de vitamina A suele ocurrir después de un largo período de mala alimentación. No es común en los países desarrollados, sino que está presente en algunas áreas de África y el sudeste asiático, donde los alimentos ricos en este nutriente son escasos.
Incluso las alteraciones que dificultan la absorción de grasa en el intestino pueden promover un déficit. Entre estos, se pueden mencionar diarrea crónica, enfermedad celíaca, algunas alteraciones de las funciones pancreáticas u obstrucción de la vía biliar. Algunos signos de deficiencia de vitamina A son:
- Piel muy seca, con frecuentes erupciones, escamas o arrugas.
- Uñas quebradizas.
- Visión débil, ceguera nocturna, ojos muy secos por falta de lagrimeo.
- Falta de apetito y olfato.
- Infecciones frecuentes.
El diagnóstico se basa en la evaluación de los síntomas y los análisis de sangre. En general, será necesario tomar suplementos durante un período determinado; sin embargo, siempre es mejor dejarse guiar por el médico o especialista que adaptará el tratamiento a tu caso concreto.
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Cuidado con el exceso
Un exceso de vitamina A puede resultar tóxico. Esta condición se llama hipervitaminosis A y se estima que es peligroso consumir 10 veces la dosis diaria recomendada.
Es difícil alcanzar una dosis crítica a través de los alimentos. Existe el riesgo de intoxicación cuando se toman suplementos de vitamina A, por lo que siempre es bueno seguir las instrucciones de su médico.
Por otro lado, un alto consumo de verduras ricas en vitamina A no crea problemas de toxicidad. El cuerpo, de hecho, absorbe la ración necesaria y elimina el exceso. Sin embargo, una gran cantidad de betacarotenos podría dar a la piel un tono anaranjado.
Especialmente en otoño, es fácil llenar el plato con vegetales de hojas naranjas, amarillas o verdes. Y si a estos les añadimos leche, pescado y huevos, tendremos todo lo necesario para prevenir la deficiencia de vitamina A.